OPINIÓN
17 de junio de 2015
El odio y la metralla

El bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina no fue MALVINAS sino la Plaza de Mayo y contra su propio pueblo el 16 de Junio de 1955.
Yo tenía 5 años y recuerdo en la terraza de mi casa en Sarandí que mi madre me decía: “cosas de la política nene, cosas de la política…” A 80 cuadras de mi barrio, los que después se autoproclamaron revolucionarios libertadores, bombardeaban a una población que miraba al cielo pensando que era un desfile militar, pocas semanas antes en los festejos de Corpus Cristi frente a la Catedral habían incendiado una bandera argentina. Fueron muchos más que 400 muertos, entre ellos muchos niños.
Nunca se hicieron cargo, ni las fuerzas armadas, ni los políticos y muchos menos el pueblo que poco meses después salió a festejar cuando derrotaron a PERÓN en Septiembre de 1955. “Deben ser los gorilas deben ser…” decía una canción de la REVISTA DISLOCADA (programa cómico radial de aquel entonces). Los “gorilas” eran los conservadores de siempre, que todo lo que tuvieron fue por la fuerza y el sometimiento.
Hablaban de republicanismo y democracia, tildaban al presidente de “tirano” y cuando tuvieron el poder fusilaron a sus propios camaradas, entre los que se destaca el Gral. VALLE y masacraron en los basurales de José León Suárez a la resistencia peronista, como bien lo relató Rodolfo WALSH en su libro.
Puedo nombrar socialistas, conservadores, radicales y comunistas complotados en ese trágico 1955, muchos ocuparon embajadas, ministerios e incluso la mal llamada presidencia democrática argentina, con un peronismo proscripto y con actos de gobierno distantes de todas las doctrinas escritas con anterioridad.
Ni olvido ni perdón, solo justicia sin venganza y reparación para esas víctimas y sus familiares que en silencio soportaron tanta injusticia. Se cumplen 60 años de aquel hecho trágico, tal vez único en el mundo, donde las fuerzas armadas embistieron contra su propio pueblo.
GARCILAZO