OPINIÓN
23 de junio de 2015
La Burocracia, el mal a vencer

¿Quién no tuvo algún problema en la Municipalidad? ¿Quién no espero horas en algún Ministerio?, ¿Quién no fue atendido en el PAMI porque había retención de tareas? Y así podemos nombrar toda la estructura estatal de todos los gobiernos desde que uno tenga memoria.
Por Gabriel Princip
El humor lo supo representar con Joe Rigoli y el arbolito en la década del 60’ o Antonio Gasalla y su famoso “atrás, atrás”, en los 80’. Decenas de películas retratan este mal, pero cura no se le encuentra. La vacuna no se halla y el tiempo se pierde, al igual que la paciencia.
Pero ¿Sabemos qué es la burocracia?, ¿qué es un funcionario y para qué sirven?. El mito nos dice que en China se crearon los funcionarios para que nada funcione, es decir, se colocaban personas que actuaban de filtro para demorar todos los actos relacionados con el estado.
Por su parte, uno entiende por burocracia aquel grupo social formado por empleados públicos o funcionarios que están para resolver un tema de carácter administrativo.
Karl Marx, con un pensamiento negativo, admite a la burocracia como la organización social del estado que se opone al estado social de los civiles, algo así como la república petrificada.
Hasta aquí la burocracia, en cambio, podemos definir al funcionario como aquel empleado público que trabaja en un organismo estatal.
Ésta es la teoría. Pasando a la práctica, el empleado público es aquella persona con una pequeña cuota de poder que lo administra bien o mal, según el día o la cara del ciudadano.
Quizás haya diferencias entre los estamentos públicos. No es lo mismo un Municipio con caras al menos alegres que los funcionarios de la AFIP donde encontrar alguien con alma es más difícil que la paz en la dirigencia boquense.
Encontrar rapidez en el PAMI es utópico, celeridad en el gobierno porteño es tan inalcanzable como el poder para el partido obrero y así las cosas. Seguramente alguien escuchando se considere herido, pero no es para usted la crítica porque hay buenos y malos trabajadores. El problema que la minoría impresentable crea la mala fama del conjunto.
Un ejemplo digno de resaltar es la AFIP sucursal Morón, ahí sí que todos se preguntan “Trabajas, te cansas ¿Qué ganás?” Para resaltar su escaso adoctrinamiento al trabajo podemos citar a Bernad Shaw porque sabiamente nos decía lo siguiente: “El año tiene 365 días de 24 horas, de las cuales 12 están destinadas a la noche y hacen un total de 182 días. Por lo tanto, quedan un total de 183 días hábiles, menos 52 domingos. Quedan 131 días, menos 52 sábados y nos quedan 79 días de trabajo, pero hay cuatro horas diarias dedicadas a las comidas, sumando 60 jornadas, lo que quiere decir que restan 19 días dedicados al trabajo. Pero como usted goza de 15 días de vacaciones sólo le quedan 4 horas para laborar, menos aproximadamente tres días de permiso que usted utiliza por estar enfermo o para hacer diligencias sólo le queda un día para trabajar pero ese día es el día del trabajo que es feriado y por lo tanto no se trabaja”. Por eso se pregunta Shaw “¿Y usted de que se cansa?”.
La burocracia es el mal a derrotar, la optimización del tiempo es el camino y el pensar en que un papel o una firma no puede impedir la compra de un remedio o el cobro de una jubilación, es la solución.