Por Gabriel Princip.
A pesar de la muerte de Perón, el peronismo no acabó. Generalmente lo contrario aducen aquellos liberales u obsecuentes de la ignorancia. Si fuera cierto ese razonamiento, tampoco existiría el cristianismo porque Jesús fue crucificado y miles de corrientes religiosas y políticas porque siempre el líder, que es humano, muere. En fin, ningún ismo tendría vida.
Pero desde que Perón dijo que su único heredero es el pueblo, no hay peronista gobernante que conforme a la totalidad de sus integrantes.
En estos últimos 12 años, Néstor y Cristina supieron imponer su impronta y llevaron al triunfo al peronismo cumpliendo las máximas del general que son: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. En el medio, hubo desaciertos y asignaciones pendientes pero las bases de cualquier gobierno peronista fueron cumplidas.
De ahí que no se entiende a ese grupo que dice “Yo soy peronista de Perón” o “con Menem estábamos mejor” o “los K son todo debido a Duhalde” o se preguntan “¿Estos K son peronistas, que van a hacer? Ese es su prólogo para luego cuestionar por la ética, las joyas, las abuelas o el carácter. Cualquier excusa menos la fundamental, que es la política. Y si polemizamos por la soberbia o no nos gusta que grite o que use pantalones, quiere decir que la faz política funciona.
Por eso uno entiende, en primera instancia, a aquellos que están confundidos o los medios le oscurecen las ideas. También puede ser, siguiendo una línea de pensamiento positivo, que la edad diera fácil cuenta de sus ideas. Ahora si la maldad triunfa en el pensamiento, uno diría que son peronistas recalcitrantes que han perdido una interna o un cargo.
Para muestra un botón, aquellos randazzistas que amenazan votar en blanco porque su candidato no triunfó sobre Scioli. O aquel que fue parte de un proyecto y hoy busca el calor del elogio en el enemigo y le entrega su voto sin dudarlo y haciéndolo público.
Por eso uno entiende al enemigo o al adversario. Al que no le gusta el peronismo por una cuestión de piel o simplemente porque no está de acuerdo con que se acorten algunos privilegios de minorías para ampliar derechos de mayorías. No lo comparto pero lo entiendo. Ahora, ¿Alguien puede explicar al que se dice peronista y termina votando a un conservador? Está en la misma situación o peor que el radical que se olvidó de Alfonsín y de Yrigoyen para ir caminando por la calle con un lindo globo amarillo.