21 de julio de 2015 |
Banderas, sin cantos de sirenas - Por M. Pécora Barrientos |
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Estos ojos han visto de todo: Balsas hechas con neumáticos, arrastrando almas mar afuera entre la ira traidora de las corrientes submarinas y las dentelladas de los tiburones, por ir tras los cantos de sirenas provenientes de Norteamérica, el “paraíso terrenal”, distante apenas 90 millas de las costas cubanas.
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Por Margarita Pécora Barrientos.
Han visto y tratado de entender, si vale la pena arriesgar la vida, o seguir padeciendo el estrés por la llegada de un “camello”(colectivo articulado), para asistir al trabajo, e intentar cumplir un plan de producción sin contar con materias primas ni insumos, porque el barco que la trae, tiene que dar la vuelta a medio mundo evadiendo prohibiciones de una Ley norteamericana, hecha expresamente por dos señores para castigar a Cuba. ¡Quién no ha visto, con dolor, a toda una familia cubana, empujando por cualquier calle del archipiélago, un Chevrolet, un Cadillac o un Pontiac de añeja y pesada carrocería hecha de cañones de la II guerra Mundial, para llegar con un enfermo al hospital donde médicos y enfermeras hacen malabares por garantizar la salud del pueblo y mantener tasas de mortalidad tan bajas, que no logran países del Primer Mundo!. Desde hace 7 meses Cuba está en el foco de atención de los Medios internacionales de prensa, tanto o más que Grecia. Semejante cobertura tiene una poderosa justificación: El pasado 17 de diciembre el presidente cubano Raúl Castro, compareció por cadena nacional de la TV cubana, para dar a conocer el resultado de una conversación telefónica con su par el presidente estadounidense Barack Obama, destinada a iniciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas de manera unilateral en 1961. Desde ese 17 de diciembre a la fecha, llegan a la isla revolucionaria de Fidel Castro, otros cantos, no precisamente de sirenas embelesando a oleadas de inmigrantes suicidas. Son cantos distintos. Me atrevo a asegurar que de rectificación de la errónea política ejercida por sucesivas administraciones estadounidenses, para castigar a la Cuba comunista de Castro, so pretexto de que se violan en la Isla los Derechos Humanos, llevándose paradójicamente, a su paso, a todo un pueblo sometido al hambre y el injusto aislamiento diplomático a lo largo de estos 54 años. Por ese sufrimiento acumulado de tantas décadas, no hay cubano que no esté siguiendo de cerca esperanzado, cada ronda de conversaciones, cada acuerdo, analizando el trasfondo de cada palabra dicha por una mujer que ha tenido un rol y un liderazgo notable en estos trámites; Roberta Jacobson, secretaria de Estado Adjunta de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, del mismo modo que analizan los dichos del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry y esperan con expectación su visita anunciada para el 14 de agosto próximo. A pesar de las advertencias de Jacobson de que no sería un proceso “sencillo”, pues hay que “sobreponerse a 50 años de desconfianza y dificultades” el “descongelamiento” de las relaciones diplomáticas ha comenzado y ya inscribió en la historia el 20 de julio, como una fecha cumbre en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba: los dos países reabrieron sus embajadas tras más de 50 años. ” En Washington, la bandera de Cuba fue izada en medio de gritos y aplausos de una multitud, que posteriormente cantó el himno nacional. Lo curioso es que la bandera que honraron a la entrada de la sala, fue la misma que fue arriada hace 54 años, conservada celosamente en la Florida por una familia y luego por un museo “como anticipación de que este día tendría que llegar”, dijo Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, se pronunció desde el Departamento de Estado en compañía de Rodríguez Parrilla y hablaron de muchas cosas constructivas: cooperación, antinarcóticos, internet, temas ambientales y derechos humanos, entre otros, para remover obstáculos -según dijo Kerry, pero que no incluyen, al menos por el momento, la suspensión del bloqueo económico, comercial, y financiero que aún perdura sobre Cuba, pese los clamores de condena que ha recibido por la mayoría de los países en numerosas asambleas generales de Naciones Unidas. Tampoco la devolución de la base naval de Guantánamo. De manera bien o mal intencionada, algunos observadores han plasmado que el pueblo cubano está sumido en una incertidumbre. Por otra parte, elementos provenientes del núcleo más reaccionario de la comunidad cubana en EE.UU han descalificado este proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas diciendo que “no tiene ningún valor”, y hasta han lanzado diatribas sobre el presidente Obama tildándolo de girar a la izquierda. Lo cierto es que el proceso de restablecimiento de relaciones avanza más rápido de lo calculado. Y si hubo incertidumbre, ya comienza a despejarse. El izado de las banderas en las sedes diplomáticas, es una prueba reveladora ante el mundo, de la voluntad de diálogo de Cuba y de EE.UU .Solo falta que se hagan realidad los deseos de amigos de Cuba como la presidenta Cristina Fernández, quien aseveró: “Cuando se instaura la cultura del diálogo, terminan los bloqueos”. Solo sin el brutal bloqueo económico que aún pesa, será posible el pretendido “empoderamiento” del pueblo cubano. Sólo así pueden llegar realmente a su fin, más de 50 años de hostilidad entre Washington y La Habana.
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