OPINIÓN
14 de agosto de 2015
El 25 no hay fraude – Por Gabriel Princip

Días antes de la realización de las PASO, el ultimo 9 de agosto, los integrantes de Cambiemos manejaban los medios con frases grandilocuentes: “Que el domingo habrá fraude”, “que el PJ hará trampa” o como dijo Elisa Carrió: “Están construyendo el fraude. Dios va hacer tronar el escarmiento”.
Por lo general, cuando un partido va atrás en los votos prevé una derrota que jamás reconocerá. Es más útil para su ego mentir y acusar al otro de trampear la realidad que establecer parámetros veraces y decir “hemos caído derrotados por que nuestro adversario supo llegar al votante mejor que nosotros”.
La verdad es una palabra vedada en la boca de la diputada Carrió. Siempre para ella hay trampa, fraude, narcos, robo, corrupción y demás títulos de diario amarillo. Jamás será una buena perdedora, no por nada la gente dejó de creerle. El 2 por ciento de los votos en las PASO prueban esta afirmación.
El 8 de agosto la candidata hacia juego con Mauricio Macri en las declaraciones sobre fraude. Decía la diputada: “Preparan un fraude, esto es lo mismo que hicieron en 2007. Ponían a Cristina con el 55 por ciento y a mí con el 7, después ordenaban robar boletas, que es lo que están haciendo”.
Las prácticas denunciadas se llevaban a cabo en la Argentina entre 1880 y 1916. No había voto secreto y obligatorio. No votaban las mujeres ni los pobres. Las urnas se robaban a punta de pistola y de esa manera construíamos próceres. Esa Argentina es la quinta potencia mundial, la misma cuyas bases era la mentira, la marginalidad y la discriminación. De esa época salieron ilustres apellidos que hoy son calles. Pero todo terminó con la Ley Sáez Peña en las elecciones de 1916.
Hoy Carrió, Macri, Lanata quieren entrar al túnel del tiempo y compararnos con esos arcaicos y fraudulentos tiempos.
Hoy hay fiscales, cámaras en cada celular y colas de gente votando que evitan cualquier posibilidad de darle la razón a Lilita.
También otros candidatos expresaron y denunciaron frente a los medios el robo de boletas. Claro que la denuncia nunca entró en la justicia y ¿Por qué no se realizó? Simplemente porque era mentira.
Cambiemos buscaba el efecto mediático. El consolidar en la opinión pública que el peronismo es ladrón de ladrones, que todo lo que hace es alentado desde bases corruptas para el sólo beneficio de sus dirigentes.
Ahora bien, cualquier dirigente político sabe que una elección no se gana con el robo de las boletas. Tirar boletas, decir que se roban forma parte del folclore de aquellos que saben que saldrán derrotados en los comicios.
La cuenta es fácil, suponiendo que se robaran boletas el ciudadano que quiere votar a ese partido que no encuentra su boleta, sale del cuarto oscuro y solicita más boletas. Gana la elección aquel que tengas más voluntades en la urna, con lo cual, por más que un comando asalte una escuela llevando las boletas, ganará aquel que las deposite en mayor medida en la urna.
Por eso, el 25 de octubre no habrá fraude. Y si unos días antes de la jornada electoral empiezan las denuncias, nos estarán adelantando el resultado. Quien denuncie, seguro que es el perdedor.